Lo que se dijo de la goleada
LA APLASTANTE VICTORIA DEJÓ HUELLAS
"Si te dicen que el tipo va a patear desde 62 metros y la va
a meter, no te la creés. Si te cuentan que se va a vengar por una final perdida
con tres pepas, tampoco. Si escuchás que al domingo siguiente se va a despachar
con cuatro, ante su eterno rival, vos ya pensás que te están cargando. Pero no,
vení, tenés que verlo. Seas hincha de Boca o no. Si tenés tu carnet, andá a la
Bombonera. Y si juntaste unos mangos, bien vale pagar una entrada. Porque Martín
no te falla nunca. Y si suponés que ya no le queda cuerda, con sus 33 años, con
un contrato hasta el 30 de junio, con una rodilla que soportó una rotura de
ligamentos y una pared encima, te equivocás. Palermo no tiene límites. Es capaz
de hacer soñar a los directores con su propia película (¿ya hay un proyecto?) y
a los escritores con su biografía. Y de desafiar al tiempo, a su DNI, a los que,
a esta altura, aún le dicen burro. Y te responde. Y te sorprende. Y te hace
erizar la piel. Y te hace codear al de al lado. Y, ¿sabés qué? Te hace
ilusionar. Ya no es el optimista del gol, es el ilusionista. ¿Te vas a quedar
sin verlo?"
Claudia Villapun, del Diario Deportivo Olé
"Es difícil remar conceptualmente frente a una goleada como la de Boca sobre
Gimnasia. Tan difícil como hacerle críticas técnicas a un jugador que marca
cuatro goles en un partido, y después de haber señalado tres en el anterior,
como es el caso de Martín Palermo. Las evidencias son tan netas que sobrepasan
cualquier interpretación, por muy inteligente que se precie. Boca llegó a cinco
goles a favor luego de haber metido cuatro en los primeros 14 minutos del
encuentro. Se produjo después una desaceleración entendible (mucho más si se
sabe que el jueves habrá revancha contra el Toluca en la Bombonera) que produjo
un doble efecto: la multiplicación de llegadas de Gimnasia —al cabo, fueron
tantas como las del local, en el primer tiempo— y el descubrimiento de ciertas
falencias por el centro de la defensa, especialmente ante pelotazos aéreos. Y
esto desfiguró la imagen óptica del desarrollo. Al punto que el 4-0 pareció no
tener relación con el juego y las situaciones. De esos goles, tres habían sido
convertidos por Palermo en un lapso de ocho minutos. Y tampoco eso parecía tener
parentesco con su actuación global. Pero el código de los goleadores es
inflexible. Por eso la suma total (cuatro más tres ante Estudiantes) producen
una marca extraordinaria que no pueden calificarse con menos de 10 puntos en
cada partido. Y ningún purista podría oponerse a la evidencia."
Horacio Pagani, del Diario Clarín
"Habrá que aceptar que su carrera futbolística es
cinematográfica. Martín Palermo nunca deja de sorprender. Siempre tiene un
capítulo más para la película de su vida. El antológico gol de mitad de cancha a
Independiente quedó relegado después de los tres goles a su amado Estudiantes.
Pero su historia siempre será recordada como un ejemplo de superación. Una vez
más fue por más y lo consiguió: por primera vez en su trayectoria marcó cuatro
goles en un partido y lo hizo nada menos que frente a Gimnasia y Esgrima LP, con
el que mantiene una rivalidad especial por su confeso corazón pincha."
Martín Castilla, de La Nación